Todo parece indicar que los conflictos políticos y los bajones económicos que han sacudido al Perú han hecho mella en el mercado de las telecomunicaciones, cuyas empresas en conjunto se vieron fortalecidas el año pasado con una alza de ingresos por el impulso de los negocios móviles y de internet fijo, en los que se mantiene una dura competencia entre los actores para captar a un cliente que cada día exige más y mejores servicios.

Esa competencia ha hecho que los antiguos Goliat del sector hayan bajado su participación de mercado, como es el caso de Telefónica, empresa que incluso podría perder su posición de liderazgo en el importante nicho de la telefonía móvil, como lo prevé Gerardo Soto, socio de la firma Payet, Rey Cauvi, Pérez Abogados, quien estima que la asignación del espectro radioeléctrico que se dará este año podría traer reajustes al negocio.

No obstante la continua expansión de la industria, subsisten las fallas y quizás una de las más evidentes es el fallido proyecto Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica, un tendido de más de 13.000 kilómetros que abarcaría más de 90% del territorio peruano. Abandonado por la empresa adjudicataria, resulta indispensable retomarlo pues, como bien dice José Miguel Porto, socio de Porto Legal, esto permitiría ir cerrando la brecha digital que existe en esa nación.

No menos importante es actualizar algunas normas fundamentales para el sector, como la Ley de Telecomunicaciones y su reglamento, que data de 30 años y no incluye pautas para regular el uso de tecnología reciente como el internet satelital.

Del mismo modo, los especialistas consideran pertinente reducir el grado de regulación que existe en la industria, aspecto agravado por el hecho de que las obligaciones para los prestadores de servicios se encuentran dispersas en múltiples normas y, en algunas ocasiones, repetidas, generando confusión en los administrados y dificultad en lograr el cumplimiento de la normativa, como argumenta Daniela García, especialista del área en Niubox Legal Digital.

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