En su reporte sobre inteligencia artificial la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos reconoce que el estado actual consiste en una inteligencia artificial “estrecha”, donde la inteligencia artificial ejecuta tareas en un dominio establecido, por ejemplo, reconocimiento facial, traducciones, entre otros. La inteligencia artificial general – que se asemeja a la inteligencia humana o más allá – es una posibilidad teórica en un futuro próximo. La inteligencia humana es capaz de aprender cosas nuevas, a diferencia de la inteligencia artificial que únicamente ejecuta y realiza tareas predeterminadas por humanos, pero no aprende nuevas tareas.

Ciertamente los algoritmos en los sistemas de inteligencia artificial mejoran con el tiempo, pero no se debe a su capacidad de aprendizaje, sino que a medida que dichos sistemas van ejecutando sus tareas, los bancos y fichas de datos que poseen se van  afinando y mejorando así los algoritmos y experiencia del usuario. A más horas de viaje en los sistemas de manejo de vehículos autónomos, el algoritmo no se vuelve más inteligente, sino que cuenta con más datos en sus bancos para tomar decisiones más precisas, decisiones dictadas por un humano quien diseñó el algoritmo. Esa inteligencia artificial no aprende cosas nuevas, no tiene conciencia de sí misma y lo único que hace y podrá hacer, es conducir un vehículo.

¿Qué es la inteligencia artificial y cómo protegerla?

La inteligencia artificial son programas de ordenador, es decir, código fuente y objeto, leído por las computadoras y por tanto merece protección bajo las normas sobre derechos de autor.  Para ser protegido como derecho de autor, el código deberá ser original y el autor podrá ser únicamente una persona natural, mientras que el productor podrá ser una persona natural y/o jurídica. Así, cuando se llegue a la inteligencia artificial general, una máquina o algoritmo inteligente no podrá reclamar autoría ni derechos morales sobre programas de ordenador que pudieran ser desarrollados por éstos.

Inteligencia artificial propietaria vs plataforma abierta

Las tecnologías que han tenido efectos transformacionales merecen una atención especial, por la consecuencia que la asignación de derechos de propiedad pudiera tener. Cuando los hermanos Wright obtuvieron las primeras patentes “amplias” en la industria aeronáutica, lejos de utilizarlas para impulsar la industria, las utilizaron para impedir la entrada de nuevos competidores. El gobierno tuvo que intervenir para crear un pool de patentes y superar las barreras colocadas por los Wright y solo así  la industria aeronáutica despegó^[1].  El Internet en cambio, es una plataforma abierta y libre donde no hay derechos de propiedad asignados a nadie. El Internet es de todos y cualquiera puede usarlo para navegar, desarrollar u ofrecer productos y servicios de manera poco regulada^[2]. No hay ningún gobierno con competencia sobre el Internet y esta falta de asignación de derechos de propiedad ha hecho que sirva como plataforma para el desarrollo de emprendimientos dinámicos y de alto impacto, que hoy son las compañías tecnológicas más valoradas, como Google o Amazon.

La inteligencia artificial pudiera ser tecnología propietaria, corriendo el riesgo de desincentivar el desarrollo tecnológico (como lo hicieron los hermanos Wright) o ser abierta y servir  de base para continuar desarrollando libremente nuevas aplicaciones, servicios y productos que nos ayuden a superar los principales problemas que enfrentamos como humanidad (como  el cambio climático), lograr terraformar Marte y desarrollar asentamientos humanos en los asteroides y lunas de Júpiter y Saturno^[3].

Protección de datos e inteligencia artificial

El acceso, creación y desarrollo de bancos de datos es fundamental para el desarrollo de las tecnologías de inteligencia artificial.  El acceso, creación y desarrollo de estos bancos de datos requerirán cumplir con las normas de protección de datos personales en cuanto a su  captura y tratamiento.  El acceso y desarrollo de bancos de datos podría ser una barrera de acceso  para el aumento de las tecnologías nuevas o existentes de inteligencia artificial; será interesante ver cuál será el devenir regulatorio del acceso a estos bancos de datos para asegurar que no constituyan barreras que limiten o restrinjan la competencia en ciertos mercados de inteligencia artificial.

Inteligencia artificial y protección al consumidor

Existe la posibilidad de ser atropellado por un auto autónomo, por lo que debe regularse si el responsable es el fabricante, el propietario, los ocupantes o el auto mismo. Los autos autónomos podrían ser considerados sujetos de derecho para efectos de asumir responsabilidad y obligaciones legales y por tanto contratar seguros.^[4]

Inteligencia artificial y regulación

Mark Zuckerberg percibe a la inteligencia artificial con optimismo, como un gran generador de riqueza y prosperidad.  Elon Musk es más pesimista, muestra preocupación por que la inteligencia artificial logre obtener conciencia y capacidad de aprender cosas nuevas^[5] y si ello ocurre, la humanidad puede ser conquistada por una inteligencia superior (como en “Terminator” donde Skynet controla a la humanidad, salvo por un puñado de rebeldes liderados por John Connor).

¿Debemos permitir el desarrollo de una inteligencia artificial general para convertirnos en una civilización inmortal o impedir ese desarrollo para evitar ser dominados por nuestra propia creación?

Lima, 11 de noviembre de 2020

^[1] Haskel, Jonathan; Westlake, Stian. Capitalism without Capital. Princeton University Press. Edición de Kindle. Páginas 19 y 185.

^[2] O’Reilly, Tim. WTF? What’s the Future and Why it’s Up to Us. Harper Business. Edición de Kindle. Página 72

^[3] Kaku, Michio. The Future of Humanity. Knopf Doubleday Publishing Group. Edición de Kindle. Página 13

^[4] Tegmark, Max. Life 3.0. Knopf Doubleday Publishing Group. Edición de Kindle. Página 109

^[5] Kaku, Michio. Idem. Página 125